jueves, 5 de abril de 2012

La noción de inclusión y de ciudadanía en Educación Social.


La autora Rosa Marí Ytarte, en su texto, Noción de inclusión y de ciudadanía en Educación Social, nos invita a reflexionar con ella sobre, en primera instancia, el concepto de globalización y su influencia en las políticas sociales, en la Educación Social como profesión y en el concepto de ciudadanía.














LA GLOBALIZACIÓN COMO IDEA Y COMO RETO DESDE UNA PERSPECTIVA EDUCATIVA

La globalización como concepto cuesta algo definirla, puesto que es algo fetiche, es utilizada en múltiples discursos tanto para temas sociales, educativos, económicos o políticos. Utilizamos este concepto como la causa de todo lo que acontece, como si fuera una palabra de uso obligatorio y un invitado molesto que da la explicación y la justificación a multitud de problemas.

¿Qué es entonces la globalización? Podemos entenderlo como un proceso económico, social y cultural a escala planetaria que incorpora, además del intercambio económico y la inmediatez en la comunicación, la hegemonía de las formas y contenidos de la cultura.
En este sentido, la reflexión educativa que nos plantea el proceso de globalización no sería tanto como combatirla, sino más bien como democratizarla o diversificarla en múltiples direcciones. Es decir, cómo ocupar el espacio público para elaborar y producir cultura, apropiándose tanto de los contenidos como de los medios de difusión cultural. Esto tiene que ver con las políticas y las prácticas sociales, culturales y educativas que se desarrollan en un lugar. La reflexión por tanto de la Educación Social y su propia práctica atraviesan tres ejes articulados alrededor de la idea de igualdad y ciudadanía:


  1. En primer lugar, fomentar procesos educativos utilizando la mundialización como motor o fuente de impulso de nuevas formas de comunicación e intercambio que favorezcan la participación de individuos y territorios a las redes globales.
  2. En segundo lugar, favorecer una acción educativa que  promueva el tránsito por las múltiples fronteras de la diversidad cultural y social, legitimando su valor como patrimonio humano común y poder proyectarlo.
  3. En tercer lugar, entender la educación como un proceso de inclusión a la sociedad mediante proyectos personales de vida que  hagan asimilar valores como el de ciudadanía y civilidad.
Con esto queremos señalar los itinerarios y los principios desde los que orientar la acción educativa y favorecer, con ello, la creación de otras narrativas sobre la mundialización y lo que ésta significa.

GLOBALIZACIÓN Y POLÍTICAS SOCIALES: CUANDO TODO ES EMPRESA

Otro de los términos relacionados con la Educación Social y sobre el que nos centraremos en este párrafo, es el de política social. Entendemos política social como aquella acción pública que incide en los aspectos que tienen que ver con el bienestar de los individuos de un territorio. Por tanto estas políticas deben promover, además de unas condiciones mínimas de bienestar, la capacidad de los ciudadanos para actuar e implicarse en la vida social, política de forma activa.
Del mismo modo que explicábamos en el apartado anterior, el concepto de política social es atravesado por ese otro concepto, globalización. Ha modificado entre otras cosas, las propuestas teóricas sobre la sociedad del bienestar que tienen como eje las políticas sociales.
Como sabemos, la idea de Estado del Bienestar tenía como objetivo el pleno empleo, servicios sociales universales y mantener un mínimo de calidad de vida para todos los ciudadanos. Ante este discurso de Estado del Bienestar encontramos diferentes corrientes que se oponen a ella y que de alguna forma han influido en la definición de políticas sociales:

1) En primer lugar, las políticas sociales eran criticadas porque ponían en peligro el desarrollo económico y limitaban la iniciativa empresarial.

2) En segundo lugar, la relación coste-resultados no era satisfactoria.

3) En tercer lugar, dicho modelo sobrecarga al Estado, el cual está incapacitado para responder a todas las problemáticas sociales.

Por este motivo se han producido modificaciones en lo que se entendía como política social:


  1.       La privatización de los servicios de bienestar social.
  2.       Reducción del gasto en inversión social.
  3.       La introducción del mercado en las políticas sociales
  4.       Un largo etc.

Evidentemente, todo esto está altamente relacionado con la Educación Social, puesto que es una de las profesiones sociales que se ejerce en dichas políticas. Esto nos hace pensar que trabajar en estas políticas sociales es reproducir un modelo que aplica de forma indistinta las mismas premisas para la vida económica que para la vida social.

CIUDADANÍA Y EDUCACIÓN SOCIAL EN LAS SOCIEDADES DEL BIENESTAR

La noción de ciudadanía en este punto será la clave con la que pensar la acción educativa ante las problemáticas sociales y culturales que plantea el mundo globalizado. Pues se constituye como marco teórico desde el que orientar la práctica educativa. La ciudadanía es un proceso que hay que construir como un derecho, para que esto ocurra es necesario unos mínimos civiles y sociales porque si no caeremos en un discurso ciudadanista sobre la participación y la democracia. Estos son algunos de los efectos negativos:

1)   La individualización de la pobreza o exclusión social como un problema personal y no como consecuencia de las desigualdades sociales.
2)   Entender la ciudadanía como un conjunto de acciones paliativas mediante la asistencia y la acción positiva.
3)   Entender la ciudadanía como aquellas acciones del ciudadano orientadas a la consumición de recursos sociales y culturales.

Ciudadanía desde la perspectiva jurídica-política puede entenderse desde el Estado del Bienestar  se entiende como provisión universal de derechos civiles, sociales y económicos en términos de igualdad. Pero el término ciudadanía también hace referencia al derecho de la particularidad, derecho a la propia identidad y propias formas de pertenencia. Es decir, el rechazo de la uniformidad cultural y social, como si solo hubiera un itinerario de participación cultural y social.

Por tanto podríamos decir, que la ciudadanía tiene que ver con el acceso a bienes sociales, el acceso al mercado y la posibilidad de igualdad social, es decir de participación efectiva en la comunidad de referencia. Incluyendo, también, el derecho a ser reconocido como ciudadano en un lugar.

Por tanto, desde la Educación Social podemos construir alternativas que impliquen un cambio conceptual de la condición de ciudadanía, que como dice Pilar Aznar (2007:43) es avanzar en cinco ejes:



  1.      Ciudadanía democrática, entendida como justicia social.
  2.      Ciudadanía social, compromiso con las generaciones futuras, lucha por la exclusión, educación para la solidaridad.
  3.      Ciudadanía paritaria, lucha contra las desigualdades y el derecho a la cultura y educación.
  4.      Ciudadanía intercultural,  respeto a la identidad en la diversidad.
  5.      Ciudadanía ambiental, responsabilidad con el medio ambiente.

CULTURA Y ESPACIO PÚBLICO COMO TAREA DE LA EDUCACIÓN SOCIAL

En este apartado pondremos a converger ciudad y ciudadanía, dos dimensiones que creemos deben fusionarse en primer lugar en las políticas urbanas, legitimando la ciudadanía como estatuto y su relación como un principia ideal. Para ello, las sociedades como dice Valcárcel, no pueden abstenerse de la educación para el desarrollo de la ciudadanía, ya que es la acción educativa la que permite inscribir esos principios en un marco social.
La relación existente entre ciudadanía y educación no es solo el mero hecho de enunciar principios y derechos de carácter valorativo, sino también articularlos con la práctica concreta y los itinerarios de vinculación y participación. Por ello a través de la Educación Social en relación con ciudadanía contemplamos tres ejes, considerados como contenidos educativos básicos en la Educación Social, necesarios para favorecer el espacio público como lugar de expresión de ciudadanía:


  1.      Ciudadanía como convivencia, es decir, asumir responsabilidades con respecto al otro, reconociéndolo como un igual. Esto se consigue desde una construcción educativa de la ciudadanía y la igualdad, para poder exigir así, unas reglas comunes compartidas.
  2.    Ciudadanía y cultura. Desde la pedagogía social se hace referencia a la ciudadanía y la cultura, entendidas en tanto que espacios educativos abiertos a la experiencia y a la participación. No es por tanto, la cultura algo ya acabado, sino principalmente es una cultura en construcción que se nutre de diversas aportaciones.
  3.       La ciudadanía como desarrollo comunitario nos remite a una acción educativa centrada en potenciar espacios públicos, recursos y servicios de calidad para todos los ciudadanos.
Por tanto una ciudadanía plena, implica una ciudadanía de calidad en todo aquello que atañe a la cultura, los equipamientos, los servicios y la convivencia. En este sentido, podemos entender la ciudad como lugar para la igualdad de oportunidades, la participación y la democracia cultural.

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