El
contenido de un proyecto cultural, está ligado al contexto territorial y a las
características de la población a la que se dirige. Así, habrá que definir los
rasgos particulares del territorio y que identificar el sector poblacional al
que se refiere. El análisis de un territorio implica el de su contexto
inmediato y su pertenencia a unidades geográficas o políticas más amplias. Los
objetivos principales son: definir las necesidades culturales a largo plazo;
promover desde una perspectiva en red con los municipios cercanos el
intercambio cultural y el aprovechamiento de equipamientos y recursos;
favorecer la movilidad de los ciudadanos a los centros culturales de las
ciudades próximas; y construir un programa que posibilite que el municipio se
convierta en un centro de cultura, facilitando su apertura al exterior. Así, se
deben responder dos preguntas: ¿quién hace qué?; y ¿en qué territorio se
desarrolla la acción?
A la hora de analizar un municipio y sus
recursos, se puede hacer a nivel cualitativo y cuantitativo. En el primero de
ellos, es importante la participación ciudadana de forma individual y
colectiva.
Un paso previo para
diseñar un proyecto es tener en cuenta “lo que ya existe”, haciendo referencia
a: el patrimonio arquitectónico o natural; la cultura tradicional; la memoria
del lugar; y las creaciones artísticas del municipio. El problema con el que se
suelen encontrar los municipios pequeños, es la limitación de las ofertas
culturales por razones económicas o recursos insuficientes. Un objetivo
prioritario debería ser la diversidad de públicos, para lo que los centros
polivalentes suelen ser muy útiles.
Las asociaciones
suponen un primer impulso de la oferta sociocultural, creando espacios de
sociabilidad y convivencia. El municipio, por su parte, atiende a tres líneas
de actuación: potenciar el tejido asociativo de la ciudad y la participación de
los ciudadanos en las asociaciones; promover el desarrollo y consolidación de
las asociaciones; y poner en marcha proyectos de coordinación entre el equipo
municipal y las diferentes asociaciones. La participación de las asociaciones
depende de la extensión y vitalidad del movimiento asociativo en el municipio y
su apertura a los ciudadanos.
Si hacemos referencia
a los ámbitos artísticos y culturales en el municipio, se deben planificar,
diseñar, ejecutar y evaluar los siguientes aspectos: la red de equipamientos
municipales, de sus funciones y de sus usos; los procesos de difusión,
información y comunicación; la difusión del proyecto en otros municipios y
territorios; el proceso de colaboración con las asociaciones, entidades y
ciudadanos; y las acciones de difusión, creación y educación cultural y
artística.
El Patrimonio son los
edificios históricos y representativos del municipio, así como la artesanía o
la industria. Para con el Patrimonio, encontramos cuatro objetivos: su
preservación y conocimiento; su relación con la identidad colectiva; su
valoración económica y turística; y su contribución al atractivo global del
territorio. Supone una tarea de recuperación y conservación, valoración y
animación que implique a todos los ciudadanos, fijándonos también en la
contaminación acústica o a la estética del conjunto de edificios. No debemos
olvidar que, el Patrimonio, no sólo hace referencia al pasado, sino a lo que
será en el futuro.
Las bibliotecas son un
equipamiento de proximidad. En los municipios pequeños, puede ser el único
equipamiento cultural. No se trata sólo de un espacio de lectura o estudios, ya
que puede ofrecer actividades culturales tales como: club de lectura; cuenta
cuentos; concursos itinerarios; teatro infantil; coordinación con escuelas e
institutos; la biblioteca en la calle; servicios de préstamos a domicilio;
acciones de animación y educación a la lectura…
Existen tres
dimensiones para la programación del arte y el espectáculo: la difusión
cultural, entendida como la programación anual que debe ser accesible para
todos los ciudadanos; la creación cultural, que hace referencia al apoyo que el
municipio debe hacer a su creación propia y su difusión al exterior; y la
educación cultural, que hace referencia a la creación de escuelas y programas
formativos para diversas edades y ámbitos. Algunos pueden ser: realización de
espectáculos y exposiciones; elaboración de materiales y guías didácticas de la
programación cultural y los equipamientos de la ciudad; o la participación en
otras actividades del proyecto cultural.
En los municipios
pequeños, el mantenimiento de una sala de cine se suele hacer muy difícil, por
lo que se debería potenciar el acceso a todo tipo de películas. Para fomentar
la participación en eventos artísticos, se llevan a cabo cuatro objetivos:
facilitar el encuentro con las obras artísticas y los espacios de la cultura;
desarrollar las prácticas artísticas; favorecer el encuentro con los artistas y
los profesionales de la cultura; y desarrollar un espíritu crítico. En este
ámbito, la tarea de la Educación Social se basa principalmente en la mediación
entre los colectivos y las iniciativas artísticas.
Es importante concebir a los nuevos vecinos como una oportunidad de
intercambio cultural en el municipio. Favorecer la diversidad es una apuesta de
futuro que favorece el intercambio cultural y la vida social activa en las
localidades. Para ello, se deben incorporar a los nuevos vecinos a las
prácticas cotidianas de la cultura de nuestra ciudad. La cultura entendida como
la apertura al exterior, pasa por el encuentro y el intercambio con culturas
distintas. El arte en la calle puede ser una buena forma de lograrlo, así como
los festivales temáticos. Por otro lado, no debemos olvidar que las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación, suponen la suma de hacer esta
tarea más fácil.
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