El desarrollo de la participación en un
municipio debería promover acciones en distintas direcciones: Implicar al
municipio en redes de participación interlocales; crear un sistema estable de
participación y toma de decisiones en el municipio; y generar proyectos
específicos de participación en áreas o problemáticas concretas de la ciudad.
Un
ejemplo de red interlocal de participación, es la “Agenda 21 de la Cultura”. Su
finalidad es conseguir una red de servicios culturales a las ciudades,
entendiendo la cultura como un factor de desarrollo humano. Algunos contenidos
de esta, enfocan la ciudad como un lugar donde se hacen muy visibles los
efectos de la globalización, en forma de exclusión, desigualdad… y a la vez el
lugar donde pensar conjuntamente lo social y lo cultural. Este documento,
consta con una serie de principios, compromisos y recomendaciones:
democratización de la cultura: acceso a la cultura, derechos y deberes culturales;
democracia cultural: diversidad cultural, diálogo intercultural, inclusión
social; gobierno de la ciudad: participación, transversalidad de la cultura;
sostenibilidad cultural: memoria, patrimonio, territorio, espacio público; y,
por último, economía de la cultura: creatividad, innovación, cultura como
generador de riqueza. Así mismo, para lograr la participación activa de todos
los ciudadanos, propone una serie de fases de trabajo: una primera fase de
análisis de la realidad; una segunda fase de elaboración de las propuestas de
acción; y una última de ejecución y evaluación del proyecto.
Los
equipamientos socioculturales de una ciudad, se pueden entender como un espacio
de participación ciudadana, orientándose así en tres sentidos: dinamización global de la comunidad:
asociaciones, proyectos artísticos y culturales, acogida de nuevos vecinos…; la
difusión y creación cultural: una cultura hecha con los ciudadanos; y
participación y vida social: favorecer las interrelaciones, reducción de las
desigualdades, participación social en todos los niveles...
El
centro sociocultural o cívico, junto con las bibliotecas y las escuelas de
arte, entre otras, se encargan de desarrollar el plan de acción cultural a
través de dos acciones: la programación cultural del municipio. Esta
programación debe contemplar las tres dimensiones de la cultura (difusión,
expresión y formación); y la participación ciudadana y el asociacionismo. Como
modo de organizar estas acciones, se debe pensar las áreas temáticas de trabo, y
por otro los espacios y recursos del centro.
Los
criterios de organización de la programación del centro sociocultural tienen
que desarrollarse entre las diferentes áreas y los distintos públicos. Algunos
de estos criterios son: crear una programación intergeneracional que favorezca
el encuentro entre edades; una programación que favorezca el encuentro entre
colectivos; que contemple una amplia diversidad de temas y ámbitos; que
incorpore una programación anual estable y cotidiana; que posea una programación
que combine los servicios estables y de libre acceso individual, con las
actividades grupales y las actividades generales de difusión cultural; una
programación que se pueda conocer mensualmente por los ciudadanos.
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