martes, 29 de mayo de 2012

La servilleta de Picasso


“Cuentan que Picasso estaba almorzando con unos amigos en un café de Francia, y a la hora de pagar, todos lo miraban mientras él no paraba de realizar un dibujo en una servilleta. Cuando lo terminó, la camarera le pidió que si se lo podía firmar. <<No mademoiselle, pretendo pagarte el almuerzo, no el local>>, contestó él.”
                Con esta anécdota, da comienzo un documental en el que se intenta explicar el peso de la cultura y el arte en la sociedad. Para ello, se remonta al año 1929, en el que el “Crack” económico, la sucesiva crisis y las guerras, convierten el arte de vanguardia en un modo de expresión del descontento. “El arte, nunca es inocente”, nos recuerda la narradora. Una forma de expresión artística y cultural que marcó una época mediante símbolos concretos que no han pasado de moda, y una prueba de ello, son marcas de coches que desarrollan modelos llamados “Picasso”, o eslóganes y marcas que hacen referencia a Miró.
                En 1931, la Segunda República se impone como forma de gobierno en España. La mayoría de la población es analfabeta y, los republicanos, entienden la educación como la fuente del cambio social, por lo que promulgan las Misiones Pedagógicas. Obras como “La Barraca”, de Federico García Lorca, son representadas por los pueblos españoles por grupos de teatro y en 1933, se celebra en Madrid la primera Feria del Libro. Sin embargo, esta utopía cultural no puede mantenerse, debido a la época de tensión que experimenta el país. Así, en 1936, una parte del ejército se levanta contra la República, dando pie a fusilamientos de personajes emblemáticos de ambos bandos. Entre los fusilados se encontraba García Lorca. Esta dramática muerte, lleva a su amigo Manuel de Falla al exilio voluntario a Argentina, en el que comienza su obra inconclusa “La Atlántida” y comenzando una experiencia de exilio masivo por parte de los artistas y pensadores españoles.
                En cuanto a Picasso, fue nombrado el director del Museo del Prado. A la vez, le encargan un mural propagandístico para exponerlo en el Museo Internacional de París, que acepta aunque no sabe demasiado bien que representar. Con el estallido de la Guerra, el museo del Prado se convierte en un objetivo de la aviación, por lo que se comienza una labor de rescate de los tesoros del museo, ya que, incluso el propio Azaña, cree más conveniente salvar los cuadros a la República. “El poder sobre el arte, nunca es inocente”.
                El 26 de Abril de 1937, la aviación alemana bombardea la ciudad de Guernica. Es el primer asalto sobre población civil. Picasso, a través de la prensa, conoce la noticia y su famosa obra “El Guernica”, que se exhibe en el Museo Internacional de París como el mural encargado. En ese momento, El Guernica ya era un símbolo.
                En 1940, Hitler viaja desde París para encontrarse con Franco. Franco, lleva un regalo a Hitler para mostrarle el poder español: La Marquesa de Santa Cruz, de Goya. Este cuadro se perdió, aunque se logró recuperar 20 años después. Desde entonces, podemos encontrarlo en el Museo del Prado. En aquella época, Eugenio Dors, repatrió los tesoros del Prado, aunque la propaganda franquista, atribuyó la salvación y recuperación de las obras al gobierno.
                Al finalizar la Guerra Civil, el teatro queda desierto como consecuencia de la lucha de Franco contra los intelectuales. Miró regresó en el 41, Manuel de Falla, escogió el exilio, volviendo únicamente sus restos una vez él hubiera muerto. Picasso es una figura inalcanzable para el Régimen. Dalí, una figura internacional que no queda más remedio que soportar. El Régimen comienza a entender el arte como forma de apertura, sin embargo, en ningún momento aparecen los autores de las obras. En 1951, se funda el Instituto de Estudios Norteamericanos, gracias a la consideración del arte como embajador del país. Eso sí, lo que el régimen considerase arte.
                Llegará el momento en el que Carrero Blanco y Florentino Pérez, soliciten el regreso de El Guernica a España, sin embargo, Picasso pide a cambio la República. En los años 60 y 70, la cultura es una militancia. En el 73, Picasso muere en París. El Guernica espera en el Moma la llegada de la democracia a España. Pero en 1974, Tony Shafrazi pinta con un spray rojo sobre el cuadro, por lo que la prensa comienza a reclamar el regreso a España de la obra.
                Tras la muerte de Franco, el arte politizado encuentra su fin. La izquierda pide al pueblo un compromiso militante. Los exiliados regresan y se promulga la libertad de costumbres, dando lugar, por ejemplo, a “La Movida de los 80”, que los movimientos políticos de izquierda utilizan para atraer votantes mediante la cultura.
                El 10 de Septiembre de 1981, El Guernica regresa a España, custodiado de forma extrema. Con la feria “Arco”, se comienza a instruir a España en el arte, ya que no se tenían infraestructuras, ni conocimientos, etc. Sin embargo, la falta de apoyo, la aparición del Sida o el consumo de drogas, llegan al desengaño artístico por parte de la población. En paralelo, El Guernica vivía su último traslado. Esta vez, al Museo Reina Sofía, en el que sigue.
                Actualmente, el arte se inscribe en un sistema capitalista. Los museos se convierten en centros comerciales. Poca gente acude a ellos para disfrutar de la experiencia espiritual del arte, sino más bien como un pasatiempo al que debemos asistir “porque dicen que es bonito”. Hoy en día, el éxito de un museo se basa en sus tickets vendidos, y no en las experiencias que en él ocurren.
                Para finalizar el documental, se pregunta a los entrevistados qué entienden por cultura. Personalmente, no nos sorprende la falta de acuerdo en las respuestas, sin embargo, algunos rasgos que creemos importantes son “lo que no es mercado”, “el arte”, “lo que vivimos”, “las razas”, “la identidad humana”, “elementos simbólicos para entender el mundo”, “lo que eleva y hace feliz” y, la que más nos ha representado, “lo que construimos y a la vez nos construye”.

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